I Concurso internacional de haibun “Albacete, ciudad de la cuchillería” 2018.



Nubes de paso…

Cuando ya cansados de escarbar en la memoria, afligida por un silencio denso que parece pesar, el tiempo se vuelve transparente y lo oculto se muestra donde, quizás, nunca lo hubiésemos buscado…

Callejeo entre gente desconocida… Por encima del latir de la ciudad se escuchan las notas de un chiflo… escudriño con la mirada… el tiempo se desordena… los recuerdos se alejan cincuenta años de mis zapatos:

Soy yo, sin ser yo… es la misma ciudad, pero es otra ciudad… he regresado a mi infancia y frente a la puerta de la que fue mi primera casa contemplo a un hombre allí plantado… Mueve un pedal con el que hace girar una gran rueda de madera… Rápidamente, los niños que jugamos en la calle, formamos un corro a su alrededor… Cubre su cabeza con una boina moteada por el polvo de quién sabe cuántos lugares, y tiene la tez curtida por días de viento y sol. Llama la atención, atrapado entre sus labios, un cigarrillo de “cuarterón” en el que la ceniza se va curvando resistiéndose a caer. Su mirada, ensimismada, resbala por el filo de un cuchillo que parece sentirse a gusto entre sus manos callosas. Apoya, con suavidad, el acero sobre la amoladora, deslizándolo como si lo acunara sobre la piedra del esmeril… una comunión en la que la voz del metal anuncia la magia de mil chispas doradas…

Con su rueda de madera se aleja calle abajo… tras él queda flotando el sonido de un chiflo…


Al sol,
se orea la lana de los colchones…
corren los niños junto al afilador


La estridencia de un claxon, una hoja que cae de un árbol, alguien que al pasar a mi lado me roza… Regreso a casa… en el cielo se ven algunas nubes…


Asturias, donde la tierra siempre es verde.


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