Haibun finalista.
Mio
güela
Tejido con los hilos de la memoria,
va cobrando cuerpo nuestro pasado…
Si
cierro los ojos, todavía puedo sentirla… allí, en un rincón de la cocina.
Vestida de negro riguroso, mi abuela teje sentada en su silla baja hecha de
madera y mimbre. Los visillos de la ventana echados a un lado, sus ojos
enrojecidos y cansados necesitan aprovechar toda la luz del sol. En el suelo, pegada
a sus pies, como si de un gato sesteando se tratase, posa una bolsa de plástico
con diferentes ovillos de algodón y lana.
Teje
ganchillo con sus manos expertas. Teje con el brillo metálico de una aguja que
va y viene… va y viene para dar color a esos días grises. Teje en silencio…
teje su silencio encallecido por los años. Teje sus más doloridas ausencias,
teje para el llanto de ese nieto que se revuelve en la cuna. Teje con la pausa
del que cuenta una historia a la luz de una hoguera… teje un poema que no lleva
palabras. Teje en una tarde de cielo azul que no tardará en ponerse malva. Teje…
sobre su falda enlutada se van posando mil flores, mil filigranas encadenadas…
Por los cristales
resbala la lluvia…
Una silla vacía
Asturias, donde la tierra siempre es verde.
Precioso compañero. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarMuchas gracias, Viti. Es una alegría que sea de tu agrado
Eliminar